Entorno claro

Hay quien dijo una vez que Carlos Medrano es una isla. Los que tenemos la suerte de conocerle, sabemos que esto es así con tal precisión que siempre terminamos varados en alguna de sus calas. Casi todas inaccesibles pero siempre abiertas al regalo de la amistad cuando uno se adentra en ellas.

Hace un par de días, por fin recibí «Entorno claro», del que tengo noticias gracias a las incesantes lecturas y correcciones precisas y minuciosas que Carlos ha querido compartir conmigo. Que lleguen cartas de amigos es siempre aceptar un abrazo que se prolonga sin tiempo ni cauce. Desde su refugio mallorquín en Artá hasta el bullicio áspero de una ciudad como Madrid, apenas nos separan estas páginas de «Entorno claro». Hay una doble acogida: la de Carlos en mi casa a través de este libro y la mía en la suya a través de la lectura.

«Entorno claro» es un libro esperado, de un escritor que cultiva y cuida la espera y el silencio. Más de treinta años separan su libro «Las horas próximas» (Diputación Provincial de Badajoz; Colección Alcazaba, 1989) de este último. No obstante, Medrano nos ha confiado por el camino alguno de sus textos en plaquettes como «A lo breve» (ERE, 1990) o «Donde poder volver» (Vberitas, 2016). Y, también, en su ya asentado y fecundo blog «Isla de lápices» que, desde 2010, siembra y riega con esmero y dedicación.

Que Carlos haya vuelto a publicar, y que lo haya hecho de la mano de la Editora Regional de Extremadura, es anunciar un retorno a casa, una vuelta a aquella patria suya, no de nacimiento, de la que nunca ha renegado y que él mismo describe como «tierra de formación vital y literaria». Pero Carlos no vuelve con las manos vacías, trae consigo casi cincuenta poemas en los que no sólo cabe el mar de la Mallorca donde reside, también cabe aquel otro mar de espigas extremeño, el norte de Castilla o el gran bosque que guarda bajo su pecho.

LECCIÓN DE BOSQUE

Con piel cobriza
atraviesa el invierno
la hoja del roble.

Llevan mis ojos
el origen del tiempo
de los helechos.

No pesa el agua
que resbala en los labios
bajo la lluvia. 

La rama brota: 
similar al comienzo
de las palabras.

«Entorno claro» lleva anotado bajo el título la mención de haikus y jaiquillas, término que se explica en el epílogo del libro y que alude a una comunión entre la tradición breve japonesa y castellana. Es, en todo caso, un libro escrito bajo la depuración de la mirada poética, de la meditación de y en la palabra que se demora en el silencio. El haiku, en palabras del autor, no es una estrofa o un género poético, mucho menos una moda, sino que es una modalidad poética en la que conviven al mismo tiempo la vibración del que contempla y lo contemplado. No estamos ante un libro de haikus al uso, sino que Medrano se vale de esta modalidad poética, cuya brevedad obliga a significar mucho diciendo lo mínimo, para conseguir así mayor intensidad lírica y construir poemas de cuatro a seis estrofas enlazando haikus. «Es decir, en un momento dado surgió escribirlos en una sucesión que permitía un poema con un desarrollo mayor al de la imagen puntual contenida en tres versos» afirma el autor.

SENCILLEZ

Cuando te acercas
comienza la escritura
de cada día. 

A la vez, el silencio,
real como la tierra
que nos dibuja. 

Sobre las olas
el pie de una gaviota
nunca se posa. 

Por eso el agua
tan veloz al beberla
se nos desliza. 

Pero este libro es también una lección de amor y amistad, de reencuentro con la tierra y el tiempo, donde no hay olvido ni ausencia. Así Medrano recuerda a los que ya cruzaron y que tuvieron para él una importancia decisiva en su obra literaria y vital (Francisco Pino, Ángel Campos Pámpano o Santiago Castelo) y a los que aún siguen aquí y que son ancla y faro, como Antonio Piedra, Álvaro Valverde, Carmen Fernández-Daza, Hilario Barrero o Luis Arroyo Masa, por nombrar algunos.

Mención, más que destacada y merecida, al trabajo de edición de la Editora Regional de Extremadura, que ha vuelto a publicar con el diseño sobrio y elegante que el añorado Julián Rodriguez preparó para sus colecciones. En estos tiempos donde la cultura se malogra y descuida, es de agradecer que una región como Extremadura, en ocasiones periférica, tenga una editorial pública tan digna y de tanta calidad como la ERE, ahora bajo la dirección de Luis Sáez.

La espera ha merecido la pena, celebremos, pues, la vuelta de Carlos Medrano al papel impreso con la esperanza de no tener que esperar treinta años más para el siguiente.

REVELACIÓN

El tiempo acude
al pozo de los nombres.
¿El haiku es breve?

Trazo el dibujo
del día que sucede
en sus vocales. 

Lo que te ofrezco
una red invisible
ágil recoge. 

Siente que eres
el lugar del origen
para leerlo.



Enlaces de venta

https://editoraregional.gobex.es

https://www.todostuslibros.com/libros/entorno-claro_978-84-9852-665-3

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